La Whiska parió el 29 de febrero

La gatita se fue a parir en el CAP de al lado de donde viven mis padres: lo mismo pide al pediatra que vacune a sus gatitos.

Para ir a comer tiene que cruzar una carretera muy transitada. Por eso mis padres le están llevando allí mismo la comida.

De aquí a un mes más o menos sacará a los gatitos del "refugio" y los llevará donde mis padres puedan alimentarlos: debajo de los coches. La primera vez que parió y los trajo, como los gatitos se esconden dentro de los coches, uno de ellos se los llevó... a saber que fue de ellos.

En el segundo parto pudo sobrevivir el Whisky. Ahora a ver cuántos tiene y cuántos logran sobrevivir.

Comentarios

Carlos Sanchez ha dicho que…
Pues si la Whiska tiene Whiskytos, que no cuenten con hacer compañia a la Mushky, que bastante tengo ya. Hoy me ha soltado un bonito arañazo que me ha dejado una bonita señal de unos 3 centimetros en el dedo meñique de la mano derecha. Esta noche, mientras este entretenida con el House le voy a cortar las uñas cueste lo que cueste.
A partir de ahora me voy a hacer fan de tu blog, ya que eres la "unica" fan del mio... jejeje.

No solo de gatos vive el hombre, aunque si hay hambre...
Neus ha dicho que…
Es verdad, Carlos prefiere que todo quede en familia... como la Mushky es hembra... pues nada, solo hay q buscar un buen padre, jeje!

Solo conseguimos cortarle dos uñas ayer...
Mellimami ha dicho que…
Chicos!!!

Que ya hay dos gatitos adoptados!!! Si no corréis no os quedará ni uno!!!

Si cogéis un macho lo podéis hacer criar con la Mushky.

Sobre los arañazos, Carlos, eso son pequeños recuerdos que quieren que llevemos con nosotros, no lo mal interpretes.
Anónimo ha dicho que…
soy un amante de los animales, yo tengo una boa constrictor, y un doverman. Si teneis más gatitos me gustaria que me los dierais me quedaria con tres pero no me los deis de golpe darme uno al mes. Gracias

Juan Francisco Santos
juanfran@hotmail.com

Entradas populares de este blog

No hagáis un bizcocho de lacasitos

Obsesión con las gomas de pelo

La mirada de las doscientas yardas